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Una noche, en una reunión de testimonios de los miércoles, en la iglesia de la Ciencia Cristiana de la que soy miembro, una señora relató que en una ocasión estaba asistiendo a un show acompañada de su sobrino, y notó que le faltaba la billetera. Como vio que el joven se estaba divirtiendo mucho, no quiso interrumpir su alegría y decidió buscar la billetera cuando terminara el show.

Yo vivo la mitad del año en Rusia, y si bien mi apartamento se encuentra en una ciudad muy alejada de Volgograd, el hecho de que no esté cerca de esta ciudad no disminuye de ninguna manera mi preocupación por la gente que vive allí, así como por los miles de visitantes que llegarán en estos días. Los Juegos Olímpicos se realizarán muy pronto, y quienes viven en este país, así como la comunidad de atletas de alrededor del mundo, están preocupados y tienen su pensamiento centrado en esta región del sur de Rusia.

El universo de Dios es una infinita reflexión espiritual de sustancia divina y Vida. A todo lo largo, ancho, profundo y alto del universo, las leyes de la armonía están en constante operación.

Los Científicos Cristianos   tienen para su instrucción las Escrituras, los escritos de la Sra. Eddy, que les revela las Escrituras, y el Manual de la Iglesia, cuyas reglas los ayudan a aplicar lo que les han enseñado.

En África, la gente valora mucho ciertas tradiciones que son parte de su herencia cultural. Una de esas tradiciones es reunirse todos los miembros de una aldea debajo del “árbol de las palabras” para transmitir la sabiduría africana de una generación a otra.

Al estudiar el conocido y tan amado emblema de la Ciencia Cristiana, la cruz y la corona, que por siempre tiene que ser el sello de la auténtica literatura de la Ciencia Cristiana, uno se queda impresionado con el carácter de la corona. Descubre que es el opuesto de la corona de espinas; es más bien una corona de poder y autoridad, de triunfo y regocijo.

La Ciencia Cristiana fue descubierta por Mary Baker Eddy en la última parte del siglo XIX.

Marshall Ingwerson, jefe de redacción de The Christian Science Monitor, fue designado director del periódico el pasado lunes.

El escritor que dijo: “La coherencia es una joya de fantasía que sólo el común de los hombres valora”, transformó una frase claramente contenciosa en un dicho bien conocido. No obstante, lo hizo a expensas de un axioma, un axioma que ha sido expresado infinitamente, pero jamás de forma tan poderosa como en la declaración de Pablo: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).

El éxito es definido de diferentes maneras en las distintas sociedades. Sin embargo, cualquiera sea su definición de acuerdo con nuestra forma individual de pensar —ya sea un eficiente ejecutivo en los negocios o funcionario de bienestar social, un miembro prominente de una respetada profesión, un productivo erudito o una eficiente ama de casa— el éxito se alcanza mucho más plenamente cuando se construye teniendo por base un fundamento espiritual.